Santa Compaña

La Santa Compaña es una procesión de almas en pena que siempre caminan por la noche con la función de visitar aquellas viviendas en las que en breve espacio de tiempo morirá alguien, o en todo caso son premonitorias sus apariciones de maldición o terribles acontecimientos..






La noche de Todos los Santos (entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre), es la preferida para realizar sus apariciones, aunque también les gusta salir en San Juan.... pero no te fíes, ya que pueden salir cualquier noche.


Se les puede ver sobre todo en cruces de caminos, siempre próximos a cementerios, caminando descalzos , formando dos filas o hileras, y ataviados con túnicas blancas cubriendo sus cabezas espectrales con capuchas.

Cada "ánima en pena" lleva un cirio encendido y al frente de la misma se encuentra un mortal ( vivo ) , que porta una cruz y un recipiente con agua bendita.

Pueden también hacer la procesión para reclamar el alma de alguien que ha cometido algún delito grave, al que obligan a encabezarla portando la cruz, y anunciándole que morirá en plazo no superior a un año, si no repara el daño cometido.

Este pobre mortal que vaga una y otra vez cada noche , no recuerda al día siguiente su procesión por la parroquia, y progresivamente su estado de salud se va deteriorando cada vez más hasta que termina falleciendo, si no es capaz de pasar a otro u otra incauta el relevo en sus funciones.

Para ello debe sorprenderle en plena noche mientras realizan su caminata, y debe pasarle la cruz.

Existen , como en toda leyenda gallega , múltiples diferencias, y anécdotas al respecto de cómo caminan , como van vestidos estos espíritus, etc...según la zona en la que nos encontremos, pero siempre se oye a su paso el tintineo de una campanilla, y el murmullo de sus rezos o responsos.




No todos los mortales pueden ver a la Santa Compaña, pues según algunos estudiosos como Elisardo Becoña Iglesias, en su obra La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos , dice que sólo algunos "dotados" tendrán la intuición para sentirla, pues únicamente aquellos bautizados por error con óleo de los difuntos, serán los que una vez adultos , tengan la capacidad de ver estas apariciones.

Al paso de la Santa Compaña, se hace el silencio en el bosque, y cesa absolutamente cualquier sonido, escuchándose solamente el tintineo de las campanas que anuncian su paso.

Los animales huyen despavoridos, por lo que también es muy común la creencia en Galicia de que los aullidos nocturnos de los perros (aullar , no ladrar...), anticipan una muerte próxima




¿ Cómo podemos librarnos de la Santa Compaña si se cruza en nuestro camino???

1: Hay que trazar un círculo en el suelo y meternos en él y acostarnos boca abajo , y sin salir hasta que tengamos la completa seguridad de que la Santa Compaña ha seguido su camino

2: Trazar un hexagrama, Estrella de David o Sello de Salomón. en el suelo y entrar en el (realmente hacer el círculo es más rápido.. y bastante menos complicado....)




3: Rezar sin escuchar sus cánticos, y no mirarles cuando pasan

4: Subir a las escaleras de un cruceiro (si tenemos uno cerca, claro...)

5: Jamás aceptar una vela de cualquier miembro de la procesión , ya que nos condenaría a participar en ella

6: Si nos la encontramos de frente y no hay posibilidad de huir; en el momento en que nos vayan a hacer entrega de la cruz, contestar " Cruz Ya tengo "...( es conveniente llevar una encima )

7: Indiscutiblemente la opción que yo recomendaría a todo el mundo : Salir pitando...

Os recomiendo ver la película "El Bosque Animado", en la que el Bandido Xan de de Malvís "fendetestas", interpretado por Alfredo Landa, intenta convencer a Fiz de Cotobelo (un alma en pena, y espectro , para que se una a la Santa Compaña...






Halloween y la Santa Compaña

Hace poco hablaba con un adolescente de origen gallego, nacido y criado en Galicia, pero que ahora vive en Madrid. Salió a colación el tema del Halloween y le hablé de nuestra "Santa Compaña". Me quedé a cuadros cuando me dijo que nunca había oído hablar de ella. En su círculo de amigos y en su instituto no se habla estos días de otra cosa que no sea el Halloween. Todo el mundo está pensando en el disfraz que se va a poner o en qué restaurante, hamburguesería, discoteca o centro de ocio lo van a celebrar. Y no hablemos de las escuelas primarias o guarderías. Los niños tienen que ir disfrazados de bruja, calabaza, calavera o cualquier cosa que meta miedo.

No tengo nada en contra del Halloween, una tradición cuyos orígenes se remontan a varios siglos antes de Cristo y que se celebra por todo lo alto en ciertas latitudes. Lo que me molesta es que cada año que pasa vaya ocupando cada vez con mayor fuerza el lugar de nuestras tradiciones propias. Acepto que algunos quieran celebrarla, pero que se le dé tanta importancia, incluso en nuestros centros de enseñanza, me parece una aberración. No conozco ningún instituto, escuela o guardería gallega en la que tan siquiera se mencione la tradición de la Santa Compaña, pero eso sí, el Halloween hay que celebrarlo.

Yo ya no digo que se le dé toda la importancia del mundo a la Santa Compaña o que se haga de ella un tema prioritario en el programa educativo; pero al menos que se explique y se enseñe a nuestros niños y adolescentes cuáles son nuestras tradiciones, al menos con la misma importancia que se está dando a otras que nos vienen de fuera.

Para los que no la conozcan, La Santa Compaña es una procesión de muertos o ánimas en pena que recorren errantes los caminos de una parroquia, normalmente de noche -especialmente la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre- y cuya misión principal es visitar las casas en las que pronto habrá una defunción. Si de lo que se trata es de meter miedo, puedo garantizar que hasta los mismísimos protagonistas del Halloween se quedarían petrificados de terror si se les apareciese nuestra Santa Compaña en mitad de la noche.  Y si no me creéis, preguntadle a cualquier gallego de una cierta edad y él mismo os contará.

El culto a la muerte o a los antepasados existe en todos los pueblos y culturas. He tenido la ocasión de conocer directamente cómo se vive y se celebra la muerte en rincones tan lejanos como Chad, en África Central, o México, en el continente americano. En todos ellos hay siempre una mezcla de fervor popular, respeto por los difuntos, miedo a la muerte y respeto por los que ya no están. Es triste constatar que esas tradiciones van cayendo paulatinamente en el olvido y dejando el lugar a las que nos vienen de otras latitudes, especialmente de los Estados Unidos. La fuerza que Halloween tiene en México es increíble. Y más me sorprende constatar que está incluso penetrando con fuerza en el continente africano. Es el poder de lo comercial.