Breve Historia de Santiago



Santiago el Mayor, Hijo de Zebedeo fue sentenciado a muerte por Herodes Agripa y  sus restos fueron recogidos clandestinamente  por sus discípulos, los cuales, en una barca de piedra iniciaron una travesía marítima en que el propio Dios los guió hasta Galicia. Lógicamente esto se plantea como imposible si se hace uso de las reglas de la realidad; pero también es cierto que muchas leyendas, aunque embellecidas y alteradas, tienen por la general un suceso real por detrás que le da forma y contenido, y considerando como un hecho cierto la existencia del personaje histórico de Santiago y que es posible la presencia del mismo en la Hispania del momento, esta dentro de lo probable que los restos pudieran haber acabado en Galicia; de tal forma que serán otras circunstancias, más históricas , las que hagan tambalear el mito de Santiago.
El origen de legendario de los restos del Apóstol habla que su descubridor fue el obispo de Iría Flavia, “Teodomiro”, que en el año 813, según cuenta la tradición , dio con los restos de Santiago, tras ser avisado por el ermitaño Paio ( Pelayo ) de la existencia de unas misteriosas luces o resplandores en el cielo.


   El Obispo  Teodomiro se dirige  al lugar indicado por Paio y descubre que esas luces misteriosas  indican la posición exacta, donde los discípulos de Santiago el Mayor ( Atanasio y Teodoro) ,  le babrían  dado sepultura. 

   Pasados los días que "la inspiración divina" le había encomendado guardar, mostró al pueblo su hallazgo. Autoridades y pueblo llano admiraron como del sepulcro surgieron cientos de miles de luces que salieron disparadas hacia el cielo, dando lugar a lo que hoy en día es la Vía Láctea, que como sabe todo buen peregrino, dicen que marca el camino hacia la ciudad de Santiago. El origen del topónimo de Compostela, esta relacionado con estos acontecimientos  : “Campus Estelae”, o Campo de las Estrellas.



   Si nos alejamos de la leyenda, resulta interesante conocer en que circunstancias se origina el fenómeno de Santiago:



  Los musulmanes dominaban la península y los recién nacidos reinos cristianos se encontraban en una situación crítica y de hecho su supervivencia pendía de un hilo. En estas condiciones de inferioridad frente a los seguidores del Islam, la noticia real o inventada del descubrimiento de los restos del apóstol supuso un rayo de esperanza y un apoyo moral y divino en la lucha contra los infieles. Se plantea esta, como la probable razón de fondo que dio origen a la leyenda de los restos del apóstol; si pensamos en una sociedad profundamente cristiana y en continua lucha contra los sarracenos, una noticia de este calibre podía constituir para ellos un importante impulso en la guerra santa, por lo que es ¿ probable ? que los dirigentes eclesiásticos de la época se les ocurriese el mito de Santiago como estimulo a para sus correligionarios; o quizás cristianizaron algunas  viejas ceremonias paganas, ya que una cosa es cierta, la ubicación geográfica de los restos no fue aleatoria.



El “Campo de estrellas”, ya era un lugar conocido desde la antigüedad, por ser utilizado para ciertas ceremonias de tipo pagano y como lugar de enterramiento. Por lo tanto para los antiguos ya era una especie de lugar sagrado. Algunos historiadores consideran que la selección del lugar, fue debida a que allí estaban enterrados los restos de “Prisciliano”, el cual fue un hereje cristiano, del siglo IV que creo una especie de secta basada en maniqueísmo y gnosticismo que contó con cientos de seguidores en vida, los cuales tras su muerte peregrinaban a Compostela para rendir un homenaje a su líder espiritual. Es probable, ya que hay muchos ejemplos de adaptación al cristianismo de ritos paganicos que “Teodomiro” transformase a “Prisciliano” en “Santiago” y con el tiempo la cristiana sociedad gallega, se confundiese y aceptase aquello como una verdad absoluta; algunos van más allá e incluso afirman que el Camino de Santiago sigue las mismas rutas que seguían los seguidores de Prisciliano.......




Podemos entrar en leyendas y contra leyendas y no avanzar nada ya que la veracidad de las mismas es imposible de contrastar , pero desde el punto de vista histórico es indudable que los restos de Santiago fueron descubiertos en el momento más oportuno, en plena fase inicial de la reconquista, pese a que ya desde el siglo I ya deberían haber estado enterrados en Galicia. El hecho de que el descubrimiento sea falso o real ya entra dentro de las creencias internas de cada uno ya que ninguna teoría tiene argumentos y pruebas para invalidar a las demás
 




Los primeros templos y la llegada de los peregrinos

Algo que si es real e histórico fue que muchos devotos empezaron a acudir a la pequeña iglesia levantada por el rey Alfonso II el Casto, en el punto donde se encontraron los restos. La popularidad de Santiago se extendió rápidamente, especialmente tras su triunfal aparición en la batalla de Clavijo (844), a lomos del mítico caballo blanco, en la cual las minúsculas tropas cristianos derrotaron a las tropas sarracenas gracias a la presunta ayuda del apóstol. Santiago se convertirá en el estandarte de los ejércitos cristianos y de hecho empieza a recibir el mote de Santiago Matamoros; su popularidad crece y eso se reflejo en el numero de peregrinos; fieles que al principio procedían de los reinos cristianos peninsulares, pero pronto su fama salto más allá de los Pirineos y cientos de peregrinos de diferentes nacionalidades, principalmente franceses, empezaron acudir a tierras gallegas; ello conllevaría a la creación del “Camino de Santiago” con todas sus estructuras asociadas al alojo y bienestar de los aventureros e intrépidos peregrinos.
El peregrino original, a diferencia de lo que ocurre hoy en día, en la mayoría de los casos, era profundamente religioso y buscaba limpiar su alma de pecados. La austeridad económica en su viaje era lo más habitual, pero con todo, al ser elevado el numero de peregrinos que se arriesgaban a hacer la travesía, supuso un importante aporte económico para las localidades elegidas como punto de paso, pero ante todo se convirtió en un flujo de nuevas idea que revolucionarían lenta, aunque imparable, la sociedad cristiana peninsular. 



La pequeña iglesia empezó a crecer y sufrió numerosas ampliaciones y reformas destacando la realizada por Alfonso III el Magno que confirió a la misma un estilo mozárabe con elementos visigóticos.




La llegada de Almanzor

El líder musulmán Almanzor avanzó hacia el Norte peninsular y asoló a los débiles reinos cristianos, cientos de ciudades fueron saqueadas y Santiago de Compostela no fue una excepción. En el año 997 Almanzor entro en Santiago y saqueo la ciudad incluida la Catedral, aunque curiosamente el arca donde yacen los restos de Santiago quedo intacta; la leyenda cuenta de que mientras las tropas de Almanzor saqueaban la catedral, Dios se enfureció y provoco una ceguera a los soldados, temeroso Almanzor pidió clemencia, Dios fue misericordioso ante la suplica y decidió parar su venganza, Almanzor detuvo inmediatamente el saqueo y con sus tropas abandono el recinto.

Sea cierto o no, Almanzor tuvo que sufrir algún tipo de temor o superstición por que los restos permanecieron intactos, aunque sus tropas dejaron al pequeño templo como inservible y sin campanas, para las cuales, Almanzor decidió que existía mejor destino para las mismas y combino trasladarlas a Córdoba para la cual obligó a un grupo de prisioneros cristianos a transportarla andando los cientos de kilómetros que separan estas dos históricas ciudades; tras la reconquista de la ciudad andaluza por manos cristianas en tiempos de Fernando III el Santo, este decidió vengar aquella humillante travesía y de manos de prisioneros islámicos, las campanas recorrieran a pie el mismo camino, pero esta vez rumbo a Santiago.




La Catedral Románica y el “Pórtico de la gloria”

Santiago de Compostela supo sobreponerse al paso de Almanzor y de sus cenizas saldría una nueva ciudad y con ella también resurgiría su catedral.
El rey Bermudo de León ordena su reconstrucción la basílica, volviendo a ser consagrada en el año 1003; tiempo más tarde, el prelado Diego Peláez propuso al rey Alfonso VI la necesidad de construir una nueva iglesia y así se iniciaron los nuevos trabajos en la misma.

Poco a poco la ciudad alcanzaba gran prestigio; Roma decide promocionar la peregrinación, concediendo la bula papal, al peregrino. Así el Papa declara como año santo jubilar, a aquellos años en el que 25 de julio (día del martirio sufrido por Santiago) coincide con domingo, momento donde además se procede a la apertura de la conocida como Puerta Santa, la cual permanece tapiada a excepción de los años jacobeos.


El arte evoluciona y el sepulcro pronto se vio decorado con un nuevo estilo, “el románico”. La catedral gana en belleza, e incorpora en su diseño la cruz latina y se eleva hacia el cielo. De la ejecución de esta revolución del ente material que recubre el sepulcro del Apóstol, se hace fundamental destacar una figura, clave en la grandeza visual de la Catedral, “el Maestro Mateo”.

La mayoría de los arquitectos que han levantado las majestuosas catedrales, injustamente han quedado en el anonimato, o solo son brevemente mencionados en las crónicas de la época y generalmente quedan fuera de los círculos de conocimiento del publico no experto; pero el Maestro Mateo no cayó en la larga lista de autores olvidados (aunque existen autores piensa que realmente no intervino en la Catedral), ya que gracias al impresionante “Pórtico de la gloria”, se gano el derecho de permanecer en boca y mente de todos aquellos que admiran esta antigua entrada de la catedral.

El Pórtico de la Gloria, es un conjunto monumental de tal calidad que supera en algunos remates al propio estilo románico, de hecho se incluye dentro de un estadio intermedio al gótico. De gran riqueza de detalles, es como un libro de enseñanza bíblica que abierto da la bienvenida al visitante. Con tres partes diferenciadas, acoge todo un elenco de figuras estratégicamente colocadas para enseñarnos la grandeza de Dios.

En la parte central, la piedra adquiere forma de distintas figuras; podemos destacar coronando a los Ancianos del Apocalipsis, que con un instrumento musical medieval, parece que van a iniciar el concierto del triunfo divino; luego a Dios padre rodeado de los hombres y mujeres “elegidos” para la salvación, escogidos de todas las tribus originarias de Israel; los cuatro evangelistas, en ocasiones acompañados de sus respectivas “mascotas”, profetas y un largo etc. de esculturas todas ellas cargadas de gran simbolismo.

Destacaremos de este elenco de pequeñas obras de arte una que, por su singularidad, se ha ganado gran parte de las miradas, es el “Profeta Daniel”. Daniel regala al público una dulce sonrisa, lo cual en si constituyó una revolución, ya que se trata de la primera sonrisa del románico y con ella empezará a sonar un aire de reforma en el arte religioso, donde la alegría empezara a ser compatible con la trascendencia del mensaje bíblico. La razón por la que el Maestro Mateo nos regala esa alegre expresión es desconocida, pero la mayoría de las teorías apuntan a que el autor quería reflejar el hecho de que Daniel es el receptor de la noticia de la bienaventuranza de la llegada de Cristo; la mayoría de los turistas, en cambio, gustarán mas de la teoría de que Daniel sonríe picaramente a la reina de Saba, situada en el lado contrario siguiendo su línea de visión.

Pero como no podía ser de otra forma, el pórtico envuelve muchas otras curiosidades; de hecho una de las imágenes que más sorprende a la gente que entra por primera vez en la catedral es ver varias colas de gente al pie del pórtico, en concreto son dos.

Una nos llevo a uno de los ritos que es repetido sistemáticamente por los visitantes, consistente en colocar la mano derecha en una hendidura situada debajo de la figura de Santiago que se encuentra tallada en pleno parteluz; se dice que son la huellas que dejo Jesús al girar la nave de la iglesia y que al repetir el divino gesto se te concede fuerza divina y salvación.

La otra cola se creará por el lado opuesto del parteluz y nos dirige frente al popular “Santos dos croques”; figura que los expertos han identificado como una replica en piedra que el Maestro Mateo mando hacer de si mismo. La figura arrodillada parece que pide perdón, ¿Quizás por darle una sonrisa a Daniel?, algunos afirman eso, aunque esta claro que no es más que otra leyenda. Los estudiantes de la Universidad de Santiago impusieron la moda de dar unos pequeños cabezazos, los famosos “croques” que darán nombre a la escultura. El gesto, supuestamente, transmite a los universitarios la sabiduría que hizo gala Mateo en vida y que les servirá de ayuda en el transcurrir del curso.

Pero el maestro Mateo dejo también un espectacular coro pétreo, que ya a finales de 1603 y principio de 1604 fue derribado, para realizar reformas en el interior del edificio. Sus restos fueron empotrados en diferentes partes de la Catedral, en muchas ocasiones mezclados y sin un contexto determinado.



Nuevos estilos invaden la Catedral

La huella del románico profundizo en la esencia de la Catedral, pero si un visitante visita a día de hoy la Catedral, observará que son otros los estilos arquitectónicos que dominan la sede apostólica, de hecho, de la primitiva configuración románica, solo queda la fachada sur denominada de Platerías.

El fin del románico, equivale en el tiempo, el inició de un cierto declive de la popularidad de Santiago, aunque, eso si, las reformas arquitectónicas nunca se detuvieron y por eso hoy la catedral es un crisol de elementos arquitectónicos.

Del estilo gótico, además del cimborrio, destacaba Torre del Reloj o de la Berengüela, empezada a construir en 1316 sufrió diversas modificaciones y acabo distante en su cuerpo de los canones góticos iniciales, con un acabado barroco que la define actualmente.

El renacimiento también dejó huellas así el claustro, obra de Rodrigo Gil de Hontañon y Juan de Álava, nos deja detalles del mismo aunque presentas ligeras intromisiones del gótico.

Del siglo XVI, procede el célebre “Botafumeiro”, un enorme incensario que se utilizaba para depurar el mal olor producido por la gran concentración de peregrinos en el templo; hoy en cambio su vuelo, provocado por los “tiraboleiros”, es mas para el disfrute de turistas, que por un déficit en calidad higiénica. Originalmente construido en plata, fue robado por las tropas Napoleónicas, siendo después de este hecho sustituido por otro de latón plateado, que es el que se mantiene actualmente.


La popularidad del sepulcro del Apóstol, descendía progresivamente, pese a ello, Felipe IV institucionalizó la Ofrenda Nacional en 1643, que tenía sus orígenes en la que realizó el rey Ramiro I, tras la ayuda divina en la batalla de Clavijo.

El neoclásico también tiene su hueco y así Ventura Rodríguez impregnó la fachada de la Azabachería con este sobrio estilo

Si visitamos hoy en día la Catedral de Santiago, la primera huella mental que esta nos dibujara , se corresponderá a la silueta barroca de la fachada del Obradoiro. Obra de Fernando Casa Novoa y de una belleza y majestad increíble deslumbra por sus detalles y altura. Fue construida en el 1738 y finaliza en su parte superior por una figura de un Santiago peregrino, sobre un arca que representa el sepulcro. La fachada esta flanqueada por dos torres gemelas; la de las Campanas y la de la “Carraca”, llamada así porque en Semana Santa suena el sonido de este instrumento; existe una anécdota que cuenta que cuando los franceses estaban acuartelados en la plaza de Platerías en plena Guerra de la Independencia, al escuchar el sonido de las “carracas”, las tropas de Napoleón dieron la alarma pensando que se había producido un levantamiento popular.

Tras siglos de cierto ostracismo, Santiago vuelve a la actualidad pública con la llegada de Miguel Payá y Rico, el cual impulsa los trabajos de excavación en busca los restos del apóstol, estos aparecen y Santiago vuelve a la escena pública española e internacional, especialmente cuando el papa León XIII declara la veracidad de los restos.




FUTURO
Santiago ve con cierto optimismo su futuro ya que la capitalidad de la autonomía de Galicia y la consolidación de su Universidad, le han dado un nuevo impulso e importancia a la ciudad; a esto se le une la llegada del turismo, que llegan en masa al templo santiagués y sobre todo el regreso de los peregrinos que a través del Camino de Santiago, están difundiendo el mensaje de la universalidad de Santiago, quizás ahora la mayoría no lo hagan por motivos religioso, pero con su lento caminar están haciendo que el mito de Santiago se mantenga vivo.